Los buscadores de carroña

Se han validado actuaciones policiales al amparo de quien dirige la investigación, propias de tiempos pretéritos de la República, donde las garantías fundamentales de los ciudadanos eran vulneradas por agentes del propio Estado”. La afirmación de la Corte de Apelaciones  de Antofagasta debería ponernos a todos quienes creemos firmemente en la democracia en Estado de Alerta.

 

Por cierto, no es la primera vez ni será la última en que agentes del Estado vulneren los derechos de las personas, justificándose en supuestos intereses superiores de la nación. Durante la dictadura militar que duró 17 años fue una práctica sistemática: espiar, valiéndose de las más avanzadas tecnologías, a los opositores al régimen.

 

La derecha no ha abjurado de estos métodos: sus tres candidates presidenciales consideran que la dictadura fue “necesaria e inevitable”. No podemos esperar de ellos ninguna consideración, por humanitaria que fuere, hacia el progresismo, que hoy representa un arco más amplio que la Izquierda. Somos todos sospechosos de atentar contra sus intereses. Debemos ser permanentemente vigilados.

 

De vez en cuando en democracia, vemos aparecer las garras de estos verdaderos buitres, que en el siglo XXI bien pueden ser drones, dispuestos a atacar en cualquier momento. Si para ello hay que vulnerar la institucionalidad democrática, no dudarán en hacerlo. No es un problema local solamente. Ya lo demostraron Trump y Bolsonaro, en Estados Unidos y Brasil. Cuando son derrotados en el terreno democrático recurren una vez más al golpismo, con o sin el apoyo de las Fuerzas Armadas.

En Chile, en plena democracia, ya tuvimos el caso del espionaje telefónico efectuado por el Ejército para favorecer hace tres décadas a la actual candidata presidencial Evelyn Matthei.

Y seguirán haciéndolo. No desperdiciarán recurso que les permita detener el avance de las fuerzas democráticas y progresistas que ponga en duda su modelo neoliberal.

Con mayor razón debemos estar alertas. Cuidado con los buitres, que con todos los recursos que tienen estarán buscando permanentemente algún camino para debilitarnos. No les demos pretexto. El fin NO justifica los medios. Menos cuando vemos que en más de alguna oportunidad, se ha visto por algunos la oportunidad de llegar al Gobierno como un botín a repartir después de un triunfo electoral.

Nosotros, los progresistas, debemos ser los más estrictos protectores de la institucionalidad democrática. No alimentemos a los buitres con conductas  de aprovechamiento individual o colectivo de recursos del Estado, mediante fundaciones o cualquier tipo de Organización No Gubernamental que sin fundamento reciba aquellos recursos que la ciudadanía nos ha confiado para  construir equidad y desarrollo para Chile.

Por Marcelo Castillo Sibilla

Anterior
Anterior

Las licencias médicas “chuecas”

Siguiente
Siguiente

Cuando la Ley Cholito protege al culpable